viernes, 30 de noviembre de 2012

Encuentros en la Lluvia -5-



El jueves era el peor día de la semana para Julia, muchas clases, salía a correr con sus amigas, tocaba en el “Blue Note”… Y además la noche anterior había salido, y no llegó a casa demasiado temprano.
A las dos primeras horas de clase le costó mantenerse despierta, a base de cafés consiguió aguantar el resto de la mañana, que sinceramente, fue eterna para ella, la tarde no sería un paseo tampoco, así que necesitaba descansar aunque fuese poco, por lo que decidió saltarse la última clase del día.

Paolo había dormido fatal aquella noche, y al despertar tenía una jaqueca de espanto. Se dio una ducha para despejarse, el traje, un café y al trabajo.
Tenía un duro día de reuniones, juzgados y más reuniones… Hasta su almuerzo sería una reunión, no era precisamente lo que necesitaba para recuperarse de semejante dolor de cabeza, pero ante todo era muy responsable con su trabajo, y siempre procuraba hacerlo lo mejor posible, sin importar sus condiciones en según que momentos.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Encuentros en la Lluvia -4-



- Whisky solo con dos hielos, gracias.

Paolo pidió lo mismo que tomaba siempre, y comenzó a charlar con Francisco y Antonio, los cuales no se fijaron o no dieron importancia a que su amigo no paraba de fijarse en cada persona que entraba al pub… Él mismo se paró a preguntarse “¿Por qué estoy así? ¿No vamos a coincidir, y si así fuera, que?”, para finalmente calmarse y seguir charlando con sus compañeros.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Encuentros en la Lluvia -3-



El miércoles apuntaba maneras, y es que Paolo no trabajaba, había pedido el día la semana anterior para ocuparse de unos asuntos personales, así pues aprovecharía la mañana para ello, y la tarde para ver a sus amigos y tomar una cerveza entre risas con ellos.

Julia tuvo una larga mañana en la Universidad, los miércoles eran el peor día para ella, tenía toda la mañana llena de clases, y la mayoría… Odiosas. Era el único día que no tenía ni una hora de descanso. Al volver a casa se quedó con Paula a comer en una hamburguesería cercana, aprovechando así para no tener que cocinar, cosa que le daba pereza por lo patosa que era.

Paolo comió en el restaurante de un amigo, y luego marchó a casa, se cambió de ropa, se puso unos vaqueros y una camisa blanca, cogió la chaqueta, y volvió a la calle para ir a “Harbor” el lugar donde había quedado con varios amigos para tomar algo tranquilamente…
Llegó el primero, como casi siempre, era tan puntual que solía llegar unos 10 minutos antes al lugar donde quedaran, poco después llegaron Francisco (compañero de Paolo), Antonio, José Carlos y Cristina.
Entraron empezaron a charlar mientras tomaban una caña cada uno de ellos y una Cola Light Cristina.

Por otro lado, Julia se había concienciado en limpiar su habitación esa tarde, no podía dejarlo pasar un día más, era un auténtico desastre… Pero prefirió echarse una siesta, y posponerlo un poco. Al despertar no estaba en condiciones de limpiar, y después tenía que practicar un poco con la guitarra, ducharse, cenar… Vamos, que se convenció a si misma de que no era el momento, y que lo haría mañana sin dudar.
Sobre las 21:00 Judith llamó a Julia y la convenció para salir a tomar algo, Judith era otra de sus amigas íntimas, y junto con Paula solían ir juntas siempre.
 
Se hizo tarde y decidieron cenar en el propio “Harbor”, tapearon un poco, tomaron la última cerveza y Francisco propuso ir a un local a tomar una copa más antes de ir a casa, para acabar de aprovechar el día, aun era temprano… Cristina y José Carlos (que eran pareja) decidieron retirarse, y Antonio, Paolo y el propio Francisco marcharon siguiendo a este, a tomar esa copa.


Julia estaba esperando a Judith en el portal de su casa junto a Paula, se había vestido con unos vaqueros y un jersey ancho de esos que tanto le gustaban de color rojo, además de sus zapatillas habituales…

- Oye Julia, podías arreglarte un poco más, cualquier día nos dirán que no podemos entrar.
- En el “Blue Note” nunca nos van a impedir entrar, que más da.
- Tu siempre igual, ¿Y si pretendemos ir a otro lugar?
- Pues me vuelvo a la residencia…

Entonces salió Judith, la más arreglada de las tres, con un vestido bastante ceñido, botas y el pelo aun húmedo…

- ¡Ya estoy aquí! ¿Dónde Vamos?
- Al “Blue Note”
- No se para que pregunto…

En ese mismo instante, a unos 10 minutos de allí Paolo se quedaba mirando el cartel del local al que Francisco les había llevado…

- “Blue Note”
- Si, es un sitio genial, hay música en directo, y suele ser bastante tranquilo.
- Eh… Pues… No se, igual debería marchar a casa.
- Va, es temprano, tomemos una y nos vamos. – Si venga…
- Pero solo una eh.


Continuará…

jueves, 22 de noviembre de 2012

Encuentros en la Lluvia -2-



Duro lunes el que tuvo Paolo en la oficina, muchas discusiones con compañeros de trabajo, una reunión muy importante con su jefe, dos entrevistas con clientes, todo un caos.
Llego a casa sobre las 23:00 de la noche, dejo el coche en el garaje, subió en el ascensor, no sin antes comprobar que llevaba las llaves encima, y mientras subía al tercer piso, volvió a encontrarse con la invitación que le había dado Julia.

Julia pasó todo el día estudiando, sentada en su escritorio frente a la ventana veía las gotas de lluvia estrellarse contra esta, y disfrutaba del sonido que producían, por momentos se quedaba con la mirada perdida, hasta reaccionar y recordar que tenía que prepararse para los dos exámenes que tenía al día siguiente.

El martes amaneció de la misma manera que el día anterior, con una lluvia incesante aunque quizás algo más débil… Paolo repitió su “rutina” habitual de cada día, despertarse, ducha, desayuno, lavado de dientes, y al coche, rápido al trabajo… Y hasta la tarde/noche.
La joven Julia salió camino de la universidad, esta vez con un chubasquero amarillo, camino del primero de los exámenes que le esperaba, Gramática griega, la odiaba profundamente.
Al salir del examen tenía una hora antes de entrar al siguiente, y se quedó hablando con su mejor amiga, Paula.

- ¿Qué tal te ha ido el examen Paula?
- Genial, ha sido muy fácil, la verdad es que esperaba algo peor.
- ¿En serio? Yo seguro que he suspendido…
- Pero si es todo lo que hemos dado en clase.
- No se me da bien esta asignatura, está claro. Oye, ¿Sabes que me ocurrió ayer?
- Dime.
- Casi me atropellan a dos calles de la residencia.
- ¿Y eso? ¿Estás bien, no?
- Si, si, fue culpa mía, crucé sin mirar y… Menos mal que tuvo reflejos.
- Estás loca, siempre con tantas prisas, deberías relajarte un poco. ¿Le pasó algo a la persona del coche?
- No, no, solo el susto… Me soltó una buena bronca, y me dijo que no se pasaría por el pub.
- ¿El pub? ¿Le dijiste que se pasara por el pub a la persona que estuvo apunto de atropellarte?
- ¡Claro! Quería disculparme, era un hombre, mayor, y guapo, la verdad…
- Ahora me dirás que te gustó.
- ¡No! Pero creo que no era tan serio como quiso parecer.
- ¡Estuvo apunto de atropellarte, como querías que estuviera!
- Ya… Bueno, seguro que volveremos a vernos.
- En serio Julia, a veces pienso que estás completamente loca.

Tras la conversación se dedicaron a estudiar juntas para el siguiente examen… Mientras Paolo continuaba con la rutina, en este caso más variable, del trabajo, y como cada mañana, primero a repasar la agenda con María, su secretaria.

- A ver María, ¿Qué tenemos hoy?
- A primera hora reunión con el Sr. Martínez. Después con el Sr. Márquez. Comida. Y tarde de trabajo sin más reuniones, el grupo está preparado.
- De acuerdo, gracias, avísame cuando llegue el Sr. Márquez.

El grupo eran tres personas que trabajando junto a él, Manuel, Francisco y José, este último aun a prueba. A primera hora, como bien le había dicho María tenía reunión con el Sr. Martínez… Su jefe, el cual se había llevado bastante bien con el durante muchos años, pero que ahora andaba algo distante, y más alterable de lo habitual.

Julia acabó su segundo examen y tras despedirse de Paula se marchó a la residencia, tenía una tarde para descansar… Y no pensaba perder la ocasión.
Llegó a casa, y como cada día lo primero que hizo fue desnudarse y meterse en la ducha durante media hora, después algo de comer, poca cosa pues era una horrorosa cocinera, y por último a relajarse con una pequeña siesta en la cama.
Tras despertar tomó un café, y practicó un rato con la guitarra, la cual tocaba desde los 11 años, y con bastante soltura, y dejo las horas correr sin pensar nada más que en su música.


Paolo tuvo un largo y cansado día una vez más, su jefe cada día estaba más susceptible, lo cual les llevaba a discusiones que antes no habrían tenido. Esta vez consiguió escapar del trabajo a las 20:00 y aprovechó para tomarse algo con los chicos del “grupo”, todos empezaron con un cierto miedo al comenzar a trabajar con él, y todos llegaron a la misma conclusión “Paolo es duro y te exige en el trabajo, pero fuera de él, es uno más”.

Tras un par de cervezas marchó a casa, y tomó un laaargo baño de agua muy, muy caliente, cosa que se permitía una vez al mes aproximadamente, pues siempre llegaba demasiado tarde y decidía darse una ducha.
Tras ello preparó el traje del día siguiente (como hacía cada noche), y cocinó pizza casera, mimándose un poco más, pocos días escapaba tan “temprano” del trabajo, tenía que aprovechar, y procuraba hacerlo.

Antes de tumbarse en el sofá, buscó la tarjeta de un cliente, la cual había recibido el lunes y no sabía donde la había guardado. Tras revisar media casa, buscó en el traje, encontrándola en un bolsillo interior del mismo, y volviendo a dar una vez más, con la invitación recibida de Julia.
Se quedó mirándola “Pub Blue Note”… Pensó en tirarla pero la acabó dejando sobre el escritorio de la habitación, volvió a mirarla, y se marchó al salón para tumbarse en el sofá y ver relajadamente la televisión.


Continuará…

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Encuentros en la Lluvia -1-



Una mañana de noviembre el día amanecía entre estruendosos truenos y una lluvia incesante… Él conducía hacia el trabajo, ella por el contrario caminaba sin paraguas camino de casa, totalmente empapada y sonriente. A él le gustaba la lluvia, pero particularmente cuando no tenía que trabajar, salir de casa con ese tiempo no era de agrado, ella en cambio disfrutaba de las gotas cayendo sobre su piel y su ropa, y pese al constipado que le esperaba, no dejaba de sonreír.

A todo esto aun no os presenté a él y a ella.

Él era Paolo, un abogado de prestigio, que alternaba la seriedad en el trabajo y la diversión con los amigos, la elegancia de su traje con los vaqueros habituales, alto, de ojos azules, mirada intensa, y músculos ligeramente marcados debido a su afición por practicar deporte, tanto en el gimnasio, como en la piscina o en la cancha de basket con los amigos.

Ella era Julia, una estudiante de filología clásica, para nada la típica chica siempre arreglada… Era de estatura media, delgada, de ojos oscuros, marrones, de curvas pronunciadas, pero con pantalones anchos, o vestidos poco ceñidos, le gustaba vestir grandes jerséis, sin preocuparse por las “pintas” que pudiera llevar habitualmente.

Eran como la noche y el día, pero a veces el destino (en el que yo no creo), te coloca en el lugar propicio en el momento adecuado…
Ambos vivían en Madrid, él en un piso en el centro, y ella en la residencia de la Universidad, pero ninguno de ambos era madrileño, Paolo nació en Arezzo, y se mudó a causa de estudios y trabajo con el tiempo a la capital española… Y Julia decidió continuar sus estudios en esta misma.

Más o menos creo haberos situado bien, solo me falta decir que Paolo tenía 36 años, y Julia 23… Y que está no es una historia más, sino que será una larga historia donde veremos como avanzan las vidas de estas dos personas principalmente, tanto unidos, como por separado.

Pero para ello, antes debía suceder el momento… El encuentro entre ambos por primera vez, y es que cuando Paolo estaba apunto de llegar al despacho una chica se le cruzó corriendo por mitad de la carretera, y le obligo a frenar bruscamente, patinando un poco la parte trasera del coche… Por suerte ante el poco tráfico en esa zona (exteriores de Madrid), no ocurrió mayor desgracia.

- Pero donde ibas por mitad de la carretera, ¡Estás loca!
- Disculpe, disculpe, es que  no vi girar el coche, y creía que no venía nadie.
- ¿Tan difícil es caminar tres pasos más y cruzar por el lugar correcto?
- Tiene toda la razón, no tengo excusa, como compensación, le daré esto.

Ella se acercó al coche, estaba tranquila, sonriente aun… Paolo andaba descolocado ante su expresión alegre.  Entonces de una carpeta que llevaba escondida bajo la chaqueta sacó una invitación a un pub.

- Toco ahí todos los jueves, ve a verme y te invitaré a tomar algo, es mi manera de disculparme.
- No tengo intención de ir a ningún lugar, procura ir con más cuidado, y deberías cubrirte de la lluvia.

Cerró la puerta del coche y marchó con prisa al despacho, pero sin evitar mirar por el retrovisor a la chica sonriente aun quieta, observando como desaparecía el coche en la lejanía.
Al llegar al trabajo echó un ojo al coche y vio la invitación que había recibido tirada en el suelo del mismo, la cogió y la metió en la chaqueta con intención de tirarla.
Julia caminó hasta su casa, se desnudó por completo y se metió directamente en la ducha, con el agua bien caliente cayendo sobre su fría piel, y recordando aquel incidente que había tenido, estaba convencida de volver a verle, ella si que creía en el destino.


Continuará… 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Feliz... No Cumpleaños...



 
Nunca me gustaron los cumpleaños, no los míos, no por cumplir años, o por hacerme mayor, me gusta cada año que cumplo, aunque no cada año pasado, no lo ocurrido.
Nunca me gustaron los cumpleaños porque no le vi sentido a celebrarlo, no veía razón para decir “Oh, que bien, celebremos que he vivido un año más”, bueno, sé que la gente no lo ve así, pero yo si… Me han pasado muchas cosas desde pequeño que me hicieron ver que cada año que pasa te deja buenas cosas, pero también malas, y en mi caso y por desgracia, las malas “golean” a las buenas, por cantidad no, pero si por importancia.

Nunca disfruté más allá de felicitaciones de la gente que me quiere o me quería, de los que estuvieron, están, o supongo que estarán… Los regalos, las fiestas, trato de evitarlas.
Hoy mucha gente está feliz, contenta, eufórica incluso por felicitarme, y eso arranca sonrisas… Pero no puedo evitar recordar a quien me falta, y su entusiasmo, único.
Justamente hoy, justamente en noviembre, días más y días menos, todo son números, pero nunca me gustaron los cumpleaños, y ahora me gustan aun menos, no puedo, no… No puedo alegrarme, sonreír y pensar que todo es bonito solo 8 días después de marcharte. No puedo hacerlo un año más tarde, y no podré hacer dentro de diez.

Porque si nunca me gustaron los cumpleaños, desde que tu no estás, les tengo miedo.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Un Año...





Un año… Quien lo iba a decir, aun me parece ayer, un año sin ti, un año viviendo en tu ausencia, en tu falta, en mi necesidad de tenerte junto a mí…
Un año duro y difícil, en el que las cosas buenas se pueden contar con una mano, las malas, son incontables, pero ahí sigo, adelante, sin mirar más de lo necesario atrás, pero añorándote.
Me propuse no escribir nada en el blog hasta hoy… Día 11 del 11… No lo tengo abandonado, sino que lo tenía aparcado esperando este día, no quería llenarlo de nada que no fuera tu recuerdo, y no quería hacerlo hasta este día, aunque siempre estés en mi pensamiento.

Desde pequeña nunca te separaste de mí, eras mi niña, te mimé como a nadie, y te cuide hasta del viento que pasaba… De mayor me seguiste a Málaga, y en realidad en esos momentos, aunque seguía haciendo de hermano mayor, muchas veces eras tú la que cuidaba de mí, más que yo de ti… Me sacabas, me alegrabas, y siempre lograbas que sonriera hasta en el día más sombrío, la única capaz de lograr que le contara toda mi vida, la única que arrancaba mis sentimientos de mi interior.

Fíjate cuan injusta puede ser la vida, que se llevo a las dos personas que mas he querido en un espacio demasiado corto de tiempo… Pero tú, eras mi alivio, mi escondite, el susurro de esperanza que necesitaba para vivir, y creer en algo… Que difícil se hizo después todo, careciendo de sentido durante casi todo este tiempo, a pesar del apoyo de la gente que me quiere, pero nada es igual sin ti.

Sigo adelante, sigo peleando contra todo y todos porque tú me lo pediste, pero no creas que es fácil… Sigo apoyándome en ti aunque me faltes, porque necesito pensar que sigues ahí.
Hay gente que me hace sonreír, hay quien me apoya, quien mi anima, y quien me alegra los días… Pero desde hace un año mi vida no es igual, porque en ella no estás tú.