domingo, 22 de julio de 2012

Noche de Papeleos...

Silencio… Es lo único que se oye, silencio. Han dado las 23.30 de la noche y sigo en el despacho, estoy solo, repaso todo el papeleo que tenía acumulado, quiero dejarlo acabado antes de marchar de vacaciones, aun me queda para un buen rato.
Me asomo al pasillo, paseo, me acerco al fondo, a la cafetera que hay en el área de descanso, me sirvo una taza… Está claro, no queda nadie, una vez más eres el último en abandonar el despacho Aless, muy bien eh.
El café está deli… No, para que engañarnos, el café está asqueroso, como siempre, y no será porque no nos quejamos de él, es imbebible, dejo la taza ahí, volveré luego, me asomo unos minutos a la ventana, necesito un poco de aire… Uhm, me apetece salir, necesito un descanso.

Tras un buen rato asomado a la ventana y tras auto convencerme de que no puedo salir, me quito la corbata y la encierro en el primer cajón del escritorio, al abrirlo me fijo... Hay otras 4.
Me acomodo en la silla, miro fijamente las carpetas, los folios, vaya caos tengo en la mesa, que desastre, no voy a acabar nunca, debería haberlo pensado antes de llegar a este punto, siempre digo que lo haré, y siempre lo hago el último día de madrugada.

Bien, ahora si, voy a concentrarme, comienzo a revisar informes, a archivar, a pasar algunos papeles al ordenador, tareas sencillas que se complican de la manera más estúpida… Entonces, oigo un ruido que viene del pasillo, se escuchan pasos.
Me levanto y me dispongo a mirar quien anda ahí fuera, antes echo un ojo al reloj, son las 2 de la madrugada… Con mi indudable valor me asomo levemente por la pequeña rendija de puerta que he abierto, veo una sombra al fondo, pero no acierto a reconocerlo, debe ser algún compañero así que me decido a salir, me acerco despacio y veo una figura femenina, oh genial, es la chica de seguridad… ¿Hay una chica en seguridad?


Continuo con mi paso calmado, al acercarme se gira rápidamente sobresaltada y me grita “¡Quieto!”, me quedo inmóvil inmediatamente, separo los brazos del cuerpo instintivamente para mostrar que no tiene de que preocuparse, se me quedó mirando y me preguntó:

- ¿Quién es usted y que hace aquí?
- Trabajo aquí, tiene mi despacho al fondo, el primero de la izquierda.
- ¿Y como sé que no me está mintiendo?
- ¿Por qué tengo mi DNI, y en el despacho pone mi nombre?
- Jummm, de acuerdo, vamos a comprobarlo.

Caminamos rápidamente hasta mi despacho, le mostré el nombre en la puerta y le dejé mi DNI, la animé a mirar la lista de trabajadores de la que dispone, la cual estaba en el puesto de seguridad, abajo… Pero se dio por satisfecha.

- Mil disculpas señor, llevo apenas dos semanas trabajando aquí y no conozco a la mayoría de la gente, para colmo siempre me dejo la lista abajo… Lo siento de verdad.
- No te preocupes mujer, mejor eso que confiar en cualquiera, nunca se sabe que puede ocurrir.
- ¿Puedo preguntar que hace aquí tan tarde? En estos días en el turno de noche no había visto a nadie a estas horas.
- Pues arreglar todo lo que tenía atrasado, soy un poco desastre…
Sonrió – Pues entonces no le molesto más, querrá acabar pronto.
- Querer, querría… Pero aun me queda una barbaridad, si quieres tomamos un café antes de seguir.
- Claro.

Volvimos al área de descanso que tenemos en la planta de los despachos, me serví un café e hice lo propio con ella, la cual al beberlo casi lo escupe…

- Ahg, está malísimo, nunca había probado un café tan malo.

Mi carcajada debió retumbar en toda la planta, y ya de paso evite volver a beberlo como había hecho horas antes… Dejando el café de lado, charlamos durante unos instantes, los suficientes para averiguar que se llamaba Susana, y que al no pasar las pruebas para la policía se decidió a hacerse guardia de seguridad.
Tras unos 10 minutos hablando se marchó, tenía que seguir con la ronda… Y yo con mis queridos papeles, así que me centré en ello para intentar acabar lo antes posible.

A eso de las 3.30 ya casi había terminado, y alguien tocó la puerta… “- ¿Se puede?” “- Adelante”, era de nuevo Susana, venía de vuelta de la ronda, ahora iba bajando, y se pasó a ver si seguía por allí y a ver si todo estaba correcto. La animé a sentarse y a pasar otro rato de descanso, siempre viene bien distraer la mente, porque si no puede jugarte malas pasadas.
Y quizás fue eso lo que ocurrió, pues por primera vez en la noche me fije en el bonito rostro que tenía delante… Morena, de ojos azules como el cielo de una tarde de verano (que bonito queda esto), de curvas prominentes, y con ese uniforme bastante ajustado.


Tras otro largo rato hablando yo ya la miraba de forma diferente, me senté junto a ella en el sofá del despacho, el cual tiene dos plazas, y la animé a observar el tatuaje que tengo en la cintura, tras decirme que se planteaba hacerse uno… Se sorprendió al verlo, sonrió y lo acarició suave con la yema de los dedos, despacio… “Me gusta”, dijo sin dejar de acariciarlo, yo me acerqué a su oído y le susurre “A mi me gustas tu”.
Se quedo inmóvil, helada… Eh, bien Aless, ya has metido la… Espera, su mano sigue acariciándome la cintura, y sube por mi pecho, dejando caer su cabeza sobre mi hombro.

Mis manos hicieron lo propio por su espalda, recorriéndola por completo, de arriba hacia abajo, y volviendo a subir, mi boca mordió el lóbulo de su oreja justo antes de bajar para hacer lo propio en su cuello, pequeños mordiscos suaves acompañados por mi lengua, los besos se alternan con ellos y comienzo a librarme de la camisa del uniforme… Bajo el, un sujetador negro de encaje tratando de cubrir sus grandes pechos.
Comienzo a recorrerlos con mi boca mientras mis manos los aprietan con fuerza… Ella suspira, su respiración se agita y solo acierta a decir “No debemos hacer esto”, pero son solo palabras, su cuerpo, sus manos dicen lo contrario… Acaricia mi pelo atrayendo mi cabeza aun más hacia sus pechos, rompo el sujetador y sigo con mis besos y mordiscos sin dejar un milímetro de sus pechos sin recorrer, dedicando especial dedicación a sus pequeños pezones duros.

Mis manos habían cambiado de objetivo y ahora bajaban por su tripa hasta colarse bajo su pantalón… Notaba el calor que desprendía, comencé con leves caricias que después se fueron intensificando, mi camisa cayó al suelo sin darme cuenta del como, me empujó para ser ella ahora la que mordisqueara mi pecho, mi cuello, mi barbilla, acabando en mi boca con un largo beso, húmedo, caliente, lleno de deseo…
Se levantó del sofá, y de un nuevo empujón hizo que me sentara, volvió a besar mi boca una y otra vez, bajó de nuevo a mi cuello recorriéndolo con su lengua, continuó por mi pecho entre mordiscos suaves, y desabrochó el pantalón mientras me miraba de reojo.
Tras bajarlo, se arrodillo frente a mí y comenzó a lamer mi polla, que estaba completamente dura y marcaba mi boxer negro, pasó su lengua por completo varias veces antes de con sus dientes, librarse de ellos… Entonces volvió a subir lamiendo mis piernas, mis muslos.


Jugó con su lengua en la punta de mi polla, después la agarro con una de sus manos y se la comenzó a meter en la boca, empezó a chuparla despacio, recorriéndola por completo… Para luego acelerar el ritmo, cada vez más intenso, arrancando mis gemidos mientras la agarraba tirándola del pelo, seguía sin parar más que para mirarme de reojo y continuar…
Bajó hasta mis huevos y comenzó a lamerlos, mis gemidos aumentaron, subió desde ellos a mi polla y volvió a bajar… Tras repetirlo varias veces comenzó de nuevo a chupar mi polla por completo, cada vez más y más deprisa, sin descanso, sin parar, hasta provocar que me corriera en su boca… Dejando después mi polla bien limpia, y mirándome de nuevo con esa cara de viciosa, demostrándome que había disfrutado tanto como yo.

Pero ahí no acabó la noche… ¿Queréis saber más?

1 Pensiero:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

Publicar un comentario