Julia no salió de casa en dos días, no cogió
el teléfono a sus amigas, y se convenció (o lo intentó) de que todo lo ocurrido
con Paolo fue un error, y que hizo lo mejor… ¿O no? Y es que aunque no paró de
darle vueltas, y de intentarlo, realmente
no conseguía dejar de pensar en él y en lo que le había dicho.
Paolo se encerró en el trabajo, salía de casa
antes de amanecer y llegaba ya entrada la noche… Apenas cenaba, una ducha
rápida y a cama de nuevo, su vida se limitaba al despacho y a la cama. Y es que
tenía claro que quería estar con esa chica, pero no sabía exactamente qué hacer
para demostrarle sus sentimientos.
Finalmente el italiano decidió buscar
soluciones, y durante las siguientes tres semanas visitó cada noche el “Blue
Note” para intentar coincidir con ella, habló con sus compañeros de trabajo, le
dejó varias notas por si iba cuando el no estuviera, intentó conseguir algún
dato más sobre ella para localizarla, pero… Todo fue en vano.
Un viernes noche, en el local habitual whisky en mano Paolo continuaba su “espera”,
sin darse por vencido, pero sin tener mucha suerte… Hasta que cuando iba a
marcharse, vio entrar a Judith.
- ¡Eh chica, disculpa!
- ¿Me hablas a…? ¿Tú? ¿Qué quieres?
- Necesito hablar con Julia, y tú eras una de
sus amigas, ¿verdad?
- Julia no quiere saber nada de ti, ¡olvídala!
- Necesito verla, hablar con ella, explicarle
que se equivoca conmigo, por favor…
- De verdad, olvídala, no le has traído nada
bueno, apenas sale, no quiere hacer nada, no hablamos casi, y todo por un tipo
al que apenas conoce… ¡Déjala en paz!
Paolo no iba a rendirse aun así, lo tenía
claro, por mucho que le costara… Marchó a casa y continuó yendo cada noche al
local.
Julia comenzó a salir, cambió de ambientes,
de lugares habituales, pero sin separarse de Paula y Judith… La cual había
evitado contarle su sorprendente encuentro en el “Blue Note”.
Finalmente una noche Paula se encargó de
convencer a la joven de volver a ir a su lugar preferido para tocar… Le
prometió ir antes que ella para asegurarse de que él no estaría, y en caso de
estar, marcharían a otro lugar. Tras mucho insistir, acabó convenciéndola, y
quedaron esa misma noche a las 21.30.
Desgraciadamente, nuestro amigo Paolo enfermó
el día antes, una enorme gripe le dejó tumbado en cama varios días con una
fiebre bastante alta y cuando Paula entró al “Blue Note”, pudo confirmar a su
amiga Julia que no estaba.
Entraron Judith y ella, y se sentaron junto a
Paula que las esperaba en una mesa, tomaron una copa antes de que pudiera
tocar, y dejarse llevar por la música, olvidándose por un momento del resto del
mundo, y todo lo que la rodeaba… Hora y media tocando, con una pequeña pausa
intermedia.
Finalmente a las 00.30 decidieron marchar,
pues era martes y tenían que ir a clase al día siguiente… Disfrutaron de su
última copa y se encaminaron hacia la puerta con cierto alivio de no haber
tenido que “sufrir” un encuentro incómodo, cuando justo antes de salir, Marta,
la chica de la barra, la llamó.
- ¡Julia, cuanto tiempo!
- Sí, he estado muy liada, pero me alegra
volver a tocar aquí.
- Antes iba a buscarte, pero preferí esperar
a que acabaras de tocar.
- Gracias, me apetecía mucho.
- Me alegro cielo, tenía que darte algo.
- ¿A mí?
- ¡Sí!
Y de repente sacó unas 15 o 16 notas, unas
más grandes, otras más pequeñas, unas de una forma, otras de otra.
- Un hombre me ha ido dejando esto durante
varias noches, se empeñó en que las guardara.
- ¿Un hombre?
- Si, ya me dejó una vez una nota que te di,
¿Recuerdas?
- Ah… Si… Ese hombre…
- Si, ha venido cada noche durante todo el
mes, apenas hace un par de días que dejó de hacerlo…
- Y te ha dejado esto…
- Si, cada noche se sentaba en la barra,
pedía dos wiskis solos, y cuando acababa el segundo marchaba… Eso sí, lo
primero que hacía era preguntar por ti, o si te habíamos visto.
- ¿Por mí?
- Cada día…
Continuará...
1 Pensiero:
Manteniendo la intriga :) Me alegro que la historia siga...
:)muaaaaaa
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