viernes, 21 de septiembre de 2012

Colaboración: Susurros



Oigo un "pop" y la lucecita azul se enciende... Estiro la mano para alcanzar el móvil. Siempre igual, nada mas meterme en la cama, suena. Es un whatsapp de un número desconocido, en inglés... En inglés... ¿Tú?

Hace tres días vagaba distraída por Gran Via, tratando de encontrar el regalo ideal para una amiga, cuando te vi caminar hacía mí. Rubio, alto, altísimo, con esos andares y ese look, era imposible no fijarse. Pasaste a mi lado, rozándonos las manos mientras me mirabas a los ojos... Yo, ruborizada, bajé la mirada y apreté el paso. Dos segundos después,  sentí que me agarraban del brazo, me giré y ahí estabas de nuevo. Mi cara debió ser un poema. "Perdona" me dijiste, "necesitaba decirte que me encanta tu estilo", sonreí y empezamos una pequeña charla... Tú buscando las palabras en español, yo tratando de desempolvar mi inglés....hasta que me pediste el número. Y te lo di, porque nunca he estado muy cuerda, principalmente,  porque tu sonrisa me remueve por dentro, y porque las escenas surrealistas son mi debilidad. Nos despedimos con un "hablamos" y hasta hoy. Justo en el momento perfecto, cuando ya no te esperaba.


"¿Puedes quedar mañana? 19:00 donde siempre :) llevo diccionario" sonrío de nuevo, imaginándonos buscando las palabras, hablando como los indios, igual no es tan buena idea lo de quedar, va a ser incómodo... y mientras pienso esto, mis dedos ya han mandado un "ok, :) "
 
Llego tarde, como siempre, pero ya puedo ver tu cabeza entre la multitud, sonríes al verme llegar y me dices "como las novias, tarde" te pido perdón pensando "esto es empezar bien". Me sugieres tomar un café en un lugar desconocido para mi, acepto, callejeamos sin para de hablar, manejas el español perfectamente, y mirándome pícaro, me dices "te engañé un poquito, llevo años en Madrid". Entramos, el lugar huele a nuevo, es pequeño. Tres mesas, un sofá, la decoración retro. El camarero te saluda. Me cuentas que vienes mucho, que te sientes como en casa aquí... Nos apoderamos del sofá y empezamos nuestra sesión de café, de contarnos la vida. El tonteo va creciendo y nosotros acercándonos, reduciendo distancias en todos los planos. Tienes ese magnetismo sobre mí, que me hace sentir mariposas mas allá del estomago. 

De pronto, te levantas, "ahora vengo" y desapareces por la puertecita del fondo. Casi al mismo tiempo el camarero sale a la calle, supongo que a fumar. La luz baja, se vuelve violácea y comienza a sonar jazz, un saxo solo. Se me eriza la piel. Reapareces silbando la canción, te metes en la barra y me preguntas si pasamos a las copas. "El local es mio, y Carlos ya ha terminado su turno". Me acerco a la barra, y te pido un whisky. Me sirves despacio, mirándome, en silencio, solo la música, cargando más la atmósfera que el vaso. Sales de la barra, yo me giro apoyando los codos en la madera, puedo ver mi excitación en tus ojos, la tuya en tus labios. Mientras me das el vaso, acaricias mi mejilla. Las alas de mariposa golpean mis paredes "¿tu no bebes?" Esa sonrisa de nuevo, me levantas, me sientas en la barra, tus manos fuertes en mi cadera y susurras "yo, prefiero comer". 

Scritto da: @luxdemediodia

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