Oigo un
"pop" y la lucecita azul se enciende... Estiro la mano para alcanzar
el móvil. Siempre igual, nada mas meterme en la cama, suena. Es un whatsapp de
un número desconocido, en inglés... En inglés... ¿Tú?
Hace tres
días vagaba distraída por Gran Via, tratando de encontrar el regalo
ideal para una amiga, cuando te vi caminar hacía mí. Rubio,
alto, altísimo, con esos andares y ese look, era imposible no fijarse.
Pasaste a mi lado, rozándonos las manos mientras me mirabas a los
ojos... Yo, ruborizada, bajé la mirada y apreté el paso. Dos segundos después,
sentí que me agarraban del brazo, me giré y ahí estabas de nuevo. Mi cara
debió ser un poema. "Perdona" me dijiste, "necesitaba decirte
que me encanta tu estilo", sonreí y empezamos una pequeña charla... Tú
buscando las palabras en español, yo tratando de desempolvar mi inglés....hasta
que me pediste el número. Y te lo di, porque nunca he estado muy cuerda,
principalmente, porque tu sonrisa me remueve por dentro, y porque las
escenas surrealistas son mi debilidad. Nos despedimos con un
"hablamos" y hasta hoy. Justo en el momento perfecto, cuando ya no te
esperaba.
"¿Puedes
quedar mañana? 19:00 donde siempre :) llevo diccionario" sonrío de
nuevo, imaginándonos buscando las palabras, hablando como los indios,
igual no es tan buena idea lo de quedar, va a ser incómodo... y mientras pienso
esto, mis dedos ya han mandado un "ok, :) "
Llego tarde,
como siempre, pero ya puedo ver tu cabeza entre la multitud, sonríes al
verme llegar y me dices "como las novias, tarde" te pido perdón
pensando "esto es empezar bien". Me sugieres tomar un café en un
lugar desconocido para mi, acepto, callejeamos sin para de hablar, manejas el
español perfectamente, y mirándome pícaro, me dices "te engañé
un poquito, llevo años en Madrid". Entramos, el lugar huele a nuevo, es
pequeño. Tres mesas, un sofá, la decoración retro. El camarero te saluda. Me
cuentas que vienes mucho, que te sientes como en casa aquí... Nos
apoderamos del sofá y empezamos nuestra sesión de café, de contarnos la vida.
El tonteo va creciendo y nosotros acercándonos, reduciendo distancias en
todos los planos. Tienes ese magnetismo sobre mí, que me hace sentir mariposas
mas allá del estomago.
De pronto,
te levantas, "ahora vengo" y desapareces por la puertecita del fondo.
Casi al mismo tiempo el camarero sale a la calle, supongo que a fumar. La luz
baja, se vuelve violácea y comienza a sonar jazz, un saxo solo. Se me
eriza la piel. Reapareces silbando la canción, te metes en la barra y me
preguntas si pasamos a las copas. "El local es mio, y Carlos ya ha
terminado su turno". Me acerco a la barra, y te pido un whisky. Me sirves
despacio, mirándome, en silencio, solo la música, cargando más
la atmósfera que el vaso. Sales de la barra, yo me giro apoyando los
codos en la madera, puedo ver mi excitación en tus ojos, la tuya en tus labios.
Mientras me das el vaso, acaricias mi mejilla. Las alas de mariposa golpean mis
paredes "¿tu no bebes?" Esa sonrisa de nuevo, me levantas, me sientas
en la barra, tus manos fuertes en mi cadera y susurras "yo, prefiero
comer".
Scritto da: @luxdemediodia
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