miércoles, 26 de septiembre de 2012

Noches de Lluvia y Baloncesto...

Tumbado en el sofá con mi cabeza sobre tus piernas, tus manos acariciando mi cabello, la NBA en la TV, y la lluvia de fondo que con intensidad golpeaba el cristal de la terraza.

Esa era nuestra noche, difícilmente mejorable la verdad, pero muy repetidas por nuestra afición al baloncesto, con pequeños variables ciertos días con las pelis de miedo que tanto me gustan.

En lo que no coincidimos es nuestros equipos, cuando el tuyo gana, yo me quejo, cuando es al revés, te quejas tú… No todo puede ser perfecto, me repites siempre con una sonrisa.
Esa noche jugaban mis Celtics, y ganamos con una cierta facilidad, disfrutando de la intensidad de KG, o de las asistencias inverosímiles de Rondo, disfrute como siempre de los míos, y tu bromeabas continuamente sobre nuestra suerte, y vuestra futura victoria en las finales.

Al finalizar el partido, apenas unos minutos después y sin aviso previo, busqué tu boca… Porque era lo que me apetecía en ese momento, te atraje hacia mí, mordí tus labios, y jugué con ti lengua durante un largo rato… Te levantaste, dejándome tumbado, para ser tu la que te subieras sobre mi, mordiendo mi cuello y habiéndote librado ya de mi camiseta, tus besos me recorrieron por completo, comiéndome de arriba abajo.

Después sería yo el que haría volar tu camiseta, descubriendo tus pechos y jugando con ellos entre mis manos, sin dejar de besarlos y mordisquearlos, de recorrerlos con mi boca.
Tus pezones duros eran un juguete para mi lengua, y mis manos bajando por tu espalda agarraron tu culo con fuerza atrayéndote hacia mí.
Tú ibas bajándome los pantalones como podías, notando mi polla dura apretarse contra ti, mientras yo no dejaba de devorarte, eras mía en ese momento y no iba a soltarte.


Volvería a cambiar las tornas, girándote y colocándote debajo de mí en un momento, tus pantalones duraron segundos, y tus braguitas poco más entre las caricias de mis manos y mis dedos juguetones deseando derretirte.
Mi boca no dejaba de recorrerte, parando en pequeños momentos solo para susurrarte entre mordiscos a tu oído “te deseo”, y seguir con su trabajo.
Mis dedos jugando, frotando y calentando aun más de lo que ya lo estaba tu coño, para pasar después a las caricias a tus muslos para ayudarme a abrir tus piernas.

Entonces sería cuando comenzaba a meter mi polla, despacio primero, notando que estabas ya empapada… Fuerte después, haciendo retorcerte con cada embestida, haciendo que tu cuerpo quedara completamente al mío, y que tus gemidos en mi oído me animaran a acrecentar aun más el ritmo de estas.
Tus piernas me rodean, mis manos agarrándote por la espalda te atraen con fuerza hacia mí, el calor y el sudor se unen en uno, y tu boca y la mía también, sin dejar margen a nada.
Ya no hay vuelta atrás, con embestidas rápidas y duras, con tu cuerpo temblando, y el mío sin capacidad de parar, mi respiración agitada, con gemidos perdidos en el aire, y tus gritos retumbando… Cada vez más, más y más… Hasta corrernos juntos, quedando sobre ti, y sin movernos por unos breves minutos.

Pero el partido aun no ha acabado… Y lo sabes…

0 Pensiero:

Publicar un comentario