domingo, 16 de diciembre de 2012

Encuentros en la Lluvia -9-



Julia, Paula y Judith salieron con destino a quien sabe donde… Sin lugar fijo, sin objetivo, comenzaron a caminar charlando tranquilamente, entre risas y a veces carcajadas que hacía imposible que pasaran desapercibidas entre la gente. Tampoco era disimulada la vestimenta de Julia, su bufanda, sus guantes, su gorro, todo rojo, un rojo que se distinguiría a kilómetros.
Tras unas copas en un bar, decidieron volver al camino, en busca de un lugar donde comer, un lugar diferente, y emprendieron la marcha… Justo cuando comenzaba a llover.

- ¿¡Julia!? ¿¿¡¡Julia!!??
- ¿Disculpe?

Al acercarse la chica, Paolo descubrió que no era ella pese a la similitud de sus rasgos…

- Me equivoqué, lo lamento.
- Ah, no pasa nada.

Así pues, entró al local donde había quedado con sus amigos, y donde aun no había nadie, su excesiva puntualidad le hacía llegar siempre antes de la hora, y solía tener que esperar.
Se deshizo de su chaqueta empapada, y se acomodó en una mesa esperando a sus amigos, que fueron llegando “gota a gota”, hasta que unos 10 minutos más tarde, llegó Francisco el último.

- Ya era hora de que llegaras Francis.
- Eh, tampoco he tardado tanto.
- No, yo llevo media hora aquí…
- Tú y tu obsesión con la puntualidad.
- Si, si, lo que tu digas.
- Por cierto… ¿Quién era la chica del otro día?
- ¿Qué chica?
- Te vi hablando con una cuando marchabas del “Blue Note”.
- Nadie.

Y en ese momento se apresuró a pedir al camarero que se acercase, dejando a Francisco con la palabra en la boca… Durante la comida no volvió a surgir la conversación, pues todos tenían cosas que contar, ya fueran del trabajo, de casa, de la familia o simplemente sobre la delicada situación del país, una conversación habitual en estos tiempos que corren.

- Si no fuese porque están casi igual que aquí, me volvería a Italia.
- ¿Para que?
- Pues para estar en mi tierra, con mi gente, no se… Viendo como está la cosa aquí.
- Eh, ¿Nosotros no somos tu gente?
- Claro que si, ¿Me he ido? Pero quien sabe si algún día…


Julia y sus amigas caminaban bajo la lluvia, Judith iba con su paraguas amarillo, Paula trataba de refugiarse bajo este, pero Julia no… Siempre disfrutó de la lluvia cayendo sobre si, por un momento cerró los ojos, mientras sus amigas hablaban, y de repente…

- ¡Perdón! Estaba despistada.
- No pasa nad… ¿Julia?
- Paolo… Esta vez te atropellé yo, disculpa, no quería molestar.

Judith y Paula observaban atónitas el momento, mientras Julia comenzaba a aligerar el paso, entonces Paolo la cogió suavemente del brazo y aun desde su espalda la lanzó un susurro.

- Lo siento.

Eso la hizo girarse, le miró fijamente buscando la sinceridad en sus ojos, y dejando que prosiguiera con su “disculpa”.

- Fui tarde al “Blue Note”, tuve un día horroroso en el trabajo, llegué tarde a casa y cuando quise fijarme, era tarde…
- No tienes que explicarme nada.
- Pero quiero… No sabes cuanto deseaba verte.

Mientras la conversación continuaba, los amigos de uno y otro estaban anonadados mirando la escena…

- Julia, necesitaba decirte algo…

Continuará…

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