Julia,
Paula y Judith salieron con destino a quien sabe donde… Sin lugar fijo, sin objetivo,
comenzaron a caminar charlando tranquilamente, entre risas y a veces carcajadas
que hacía imposible que pasaran desapercibidas entre la gente. Tampoco era
disimulada la vestimenta de Julia, su bufanda, sus guantes, su gorro, todo
rojo, un rojo que se distinguiría a kilómetros.
Tras
unas copas en un bar, decidieron volver al camino, en busca de un lugar donde
comer, un lugar diferente, y emprendieron la marcha… Justo cuando comenzaba a
llover.
- ¿¡Julia!?
¿¿¡¡Julia!!??
-
¿Disculpe?
Al
acercarse la chica, Paolo descubrió que no era ella pese a la similitud de sus
rasgos…
- Me
equivoqué, lo lamento.
- Ah,
no pasa nada.
Así
pues, entró al local donde había quedado con sus amigos, y donde aun no había
nadie, su excesiva puntualidad le hacía llegar siempre antes de la hora, y
solía tener que esperar.
Se
deshizo de su chaqueta empapada, y se acomodó en una mesa esperando a sus
amigos, que fueron llegando “gota a gota”, hasta que unos 10 minutos más tarde,
llegó Francisco el último.
- Ya
era hora de que llegaras Francis.
- Eh,
tampoco he tardado tanto.
- No,
yo llevo media hora aquí…
- Tú y
tu obsesión con la puntualidad.
- Si,
si, lo que tu digas.
- Por
cierto… ¿Quién era la chica del otro día?
- ¿Qué chica?
- Te vi
hablando con una cuando marchabas del “Blue Note”.
-
Nadie.
Y en
ese momento se apresuró a pedir al camarero que se acercase, dejando a
Francisco con la palabra en la boca… Durante la comida no volvió a surgir la
conversación, pues todos tenían cosas que contar, ya fueran del trabajo, de
casa, de la familia o simplemente sobre la delicada situación del país, una
conversación habitual en estos tiempos que corren.
- Si no
fuese porque están casi igual que aquí, me volvería a Italia.
- ¿Para
que?
- Pues
para estar en mi tierra, con mi gente, no se… Viendo como está la cosa aquí.
- Eh,
¿Nosotros no somos tu gente?
- Claro
que si, ¿Me he ido? Pero quien sabe si algún día…
Julia y
sus amigas caminaban bajo la lluvia, Judith iba con su paraguas amarillo, Paula
trataba de refugiarse bajo este, pero Julia no… Siempre disfrutó de la lluvia
cayendo sobre si, por un momento cerró los ojos, mientras sus amigas hablaban,
y de repente…
- ¡Perdón!
Estaba despistada.
- No
pasa nad… ¿Julia?
- Paolo…
Esta vez te atropellé yo, disculpa, no quería molestar.
Judith
y Paula observaban atónitas el momento, mientras Julia comenzaba a aligerar el
paso, entonces Paolo la cogió suavemente del brazo y aun desde su espalda la
lanzó un susurro.
- Lo
siento.
Eso la
hizo girarse, le miró fijamente buscando la sinceridad en sus ojos, y dejando
que prosiguiera con su “disculpa”.
- Fui tarde
al “Blue Note”, tuve un día horroroso en el trabajo, llegué tarde a casa y
cuando quise fijarme, era tarde…
- No
tienes que explicarme nada.
- Pero
quiero… No sabes cuanto deseaba verte.
Mientras
la conversación continuaba, los amigos de uno y otro estaban anonadados mirando
la escena…
-
Julia, necesitaba decirte algo…
Continuará…
0 Pensiero:
Publicar un comentario