jueves, 23 de agosto de 2012

Un miércoles cualquiera...


Suspiro, observo, callo… Me quedo recordando momentos pasados que ya nunca volverán. Vuelvo a suspirar, me levanto, recorro la casa por completo, ando algo nervioso, ¿Por qué? Pues no lo se, es uno de esos días en que todo te sale al revés y no dejas de pensar en que pudo ser, o porque pasó aquello.
Algo de música me calmará, me relajará… Es tarde, resoplo, busco, no encuentro. ¿Dónde habré dejado el CD de Chopin? Estaba aquí. Sigo buscando, hasta dar con el bajo una “torre” de CDs acumulados, soy un desastre a veces… Me tumbó en el sofá, cierro los ojos.

Me tranquilizo un poco, hay días en que los nervios me devoran totalmente, y me cuesta controlarlos, la música amansa a las fieras. Pasan las horas entre recuerdos, pensamientos, y una pequeña “siesta” más corta de lo deseado, o quizás precisado.
Un café siempre viene bien, aun en verano… Café solo con dos cucharadas de azúcar, y mientras lo tomo, despacio, escribo. El portátil delante, el café al lado, la pequeña mesita de la salita apenas tiene espacio para mucho más, yo escribo, tonterías mías, sin más, pero que ayudan a hacer los días difíciles, más llevaderos.


Cuando era pequeño nunca me gustaba escribir, aunque era muy aplicado en el colegio, a medida que fui creciendo mi afición a la escritura aumentó tanto, que llegó el momento en que se convirtió en algo indispensable para mi, expresar sentimientos, pensamientos o simples historias creadas por mi mente, plasmarlas en escritos que después siempre quedaban solo para mi. Posteriormente creé este rincón para dejar ver al mundo un poco de mí, de mi interior, de mis aficiones, de mis ideas, de mis historias… Y para compartir con todos este pequeño vicio.

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