Dime que me deseas, hazlo mirando fijamente a mis ojos, quiero verme reflejado en ellos, ver el reflejo de tu pasión, de tu calor, de tus ganas de perderte entre mis brazos, y no encontrar el camino, de ser solo mía, solo para mí, como yo seré todo tuyo una vez más.
Déjame seguir las gotas de sudor que recorren tu cuerpo, derritiéndome contigo, tu calor será el mío, sintiéndote, y apretándote sin dejar que te separes de mi.
La oscuridad se cierne sobre nosotros, y en ella mis manos perdidas, y nuestras bocas encontradas… Una luz brilla, descubriendo el contorno de tu desnudo cuerpo, provocación y calor que inundan el mío, que animan a devorar cada centímetro de tu suave piel.
Tus gemidos, tus suspiros, tus jadeos son música para mis oídos, aumentan el ritmo de la pasión, del placer compartido, incitando a continuar lo que hemos empezado, a seguir, a no descansar ni un momento, no tomar ni un respiro, pues yo te doy aliento, y tu me lo das a mi.
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