domingo, 8 de enero de 2012

¿Encerrona o Regalo?

Os voy contar algo que nunca pensé que podría pasarme, aún hoy lo recuerdo y no se como sucedió… Pero comencemos por el principio.
Era uno de los primeros días del año, apenas terminaron las navidades, y la vuelta al trabajo se había hecho excesivamente pesada… Allí me esperaba a diario Marta, una de mis compañeras, trabaja en el despacho junto al mío, y todos los días tomamos café juntos. Apenas llevabamos una semana trabajando, cuando un viernes, charlando sobre el trabajo, cambió de tema inmediatamente y me invitó a una cena de amigos que tenía ese mismo día en casa, me lo pensé, pues no conocía a sus amigos, pero al final y tras mucho insistirme, accedí a ir, así me despejaría un poco de tanto trabajo...

 Para seguir con la historia debo contaros que Marta es… Como diría, una chica que te provoca con su sonrisa, y te desmonta con sus curvas, de esas que te “obligan” a girarte al cruzarte con ellas por la calle, su pecho en conjunto a sus habituales escotes debe ser pecado… Es morena de piel, de cabello oscuro y ojos negros… Y medirá sobre 1,70.
Continuemos, tras salir del trabajo tomamos una cerveza y marché a casa, una (larga) ducha, un afeitado, y a vestirse… Me comentó que sería algo entre amigos, que no fuera demasiado arreglado, así que la hice caso… Unos vaqueros, una camisa blanca, mi chaqueta oscura, y listo… A la cena.
Era la primera vez que iba a su casa, habíamos quedado muchas veces, pero solo para tomar algo en algún bar, o comer algo en un restaurante… Poco más. 



Llegué a eso de las 20.30, aparqué prácticamente bajo su casa, y me dispuse a subir, desde fuera se veía todo bastante bien, recinto cerrado, piscina, pista de tenis… Vive mejor que yo… Llamé al portero electrónico, tardó algo en contestar (normal supuse, estaría atendiendo a sus amigos), pero me abrió sin preguntar… Subí al ascensor sin saber ni imaginar lo que me esperaba, y que sorpresa.
Llegué hasta el ático, bajé del ascensor, y por fin, quizás algo nervioso por la cantidad de gente que pudiera haber, pegué en la puerta. Tras casi un minuto, volví a llamar, y esta vez si, me abrió al momento… Aquí comienza una nueva historia, pues no fui capaz de articular palabra, he de decir que la puerta no me la abrió Marta, sino una amiga suya, la cual al presentarsedescubrí que se llamaba Lucía, y que Lucía…  
Bien, también he de contaros que Lucía era rubia, de ojos verdes, melena interminable… Bueno, miento, acababa en la curva de su culo, espectacular… Con menos pecho, pero con una mirada que te deshacía al instante.
Dicho esto, debéis saber que Lucía me abrió la puerta con un minúsculo camisón negro, semitransparente, un tanga del mismo color, sin sujetador, y con una sonrisa que me dejó claro que mi llegada no era una sorpresa para ella…
Al principio no reaccioné, tras varios segundos en silencio, con un nudo en la garganta prácticamente por la impresión, me decidí.

-Buenas, disculpa, ¿Vive aquí Marta?
-Si, te estábamos esperando, debes ser Aless, ¿No?
-Pues… Si, ¿Y tu eres?
-Lucía, encantada, ¿Marta no te había hablado de mi?
-Bueno, me dijo algo de una cena de amigos, y supongo que amiga debes ser…

Ella comenzó a reír y me invitó a pasar. Sin tener muy claro donde me metía, o que hacía realmente allí, entré, busqué a Marta, y la encontré… Y como la encontré… Acababa de salir de la ducha, y se ve que aún no se había vestido, o más bien no tenía intención de hacerlo, pues apareció con unas braguitas rojas de encaje, y un sujetador a juego, y muy tranquilamente, como si fuese lo mas normal del mundo…
De nuevo quedé mudo, pero al fin me atreví a preguntar.



-Marta, ¿Hubo cambio de planes, o me equivoque de día?
-No, te dije que tenía una fiesta íntima con amigos, y así es, ¿Conoces a Lucía ya, no?
-Pues, se acaba de presentar ella misma, pero… No era esto lo que entendí yo.
-¿Acaso no te gusta lo que ves? Vaya, que decepción.
-¿Cómo? No, a ver, no confundamos, sois preciosas y muy atractivas, pero entiende la sorpresa…
-Tranquilo, que nosotras te ayudamos a relajarte.

No me dio tiempo a decir más, ya tenía a Lucía quitándome la chaqueta, y a Marta buscando mi boca entre besos que correspondí sin pensarlo… Mis manos comenzaron a deslizarse por su cabello, y su espalda, Lucía continuaba deshaciéndose de mi ropa, en este caso botón a botón de mi camisa, mientras mordisqueaba mi cuello desde atrás.
Yo iba a una cena informal entre amigos, y me encontraba entre dos chicas semidesnudas, que no paraban de acariciarme, besarme, morderme… Mis manos ya habían atrapado el culo de Marta, la apreté contra mi cuerpo continuando con su boca, entre besos y algún mordisco en su labio inferior… Lucía bajó mi pantalón, recorriendo mi cuello, mi espalda con su lengua y sus manos. Llegados a ese punto, Marta me susurró –“Vamos a cama”.
Entre, besos, caricias y mordiscos llegamos a cama… O no… Porque justo antes, acorralé a Marta contra la pared de su habitación, de espaldas a mi, comencé a morder su cuello, con mis manos subiendo por sus muslos, apretándolos… Lucía estaba claro que no iba a quedarse al margen, y colocándose junto a mí, quitó el sujetador a su amiga, y comenzó a acariciar y jugar con su pecho, comiendo su boca…
También me deshice de sus braguitas para poder acariciar su ya caliente coño, notando como se iba mojando, por mis caricias, y por las de su amiga, que no dejaba de acariciar su tripa, sus pechos y de besarla, entre gemidos de ambas… Mis boxers desaparecieron, y mi polla comenzó a frotarse contra su coño, y siguió endureciéndose, ella se giró y Lucía bajó arrodillándose, acariciando, besando y lamiendo mi polla, alternando esa boquita para lamer y comer el coño de Marta, el cual acariciaba con su otra mano, haciendo que ambos comenzáramos a gemir, ahogando juntos nuestros suspiros en besos largos, húmedos y muy calientes.



Lucía se levanto al notar a Marta empapada, y ella misma la giró de nuevo, cuando yo sin pensarlo la clave mi polla hasta el fondo, la excitación era tanta que no lo pensé… Saliendo un grito ahogado de entre sus labios, y abriendo más sus piernas. La apreté bien contra la pared dando embestidas realmente fuertes entre suspiros, y fuertes gemidos, mientras Lucía apoyada contra la pared se masturbaba mirándonos… Los gritos aumentaban, yo me hundí en su pelo, en su cuello sudoroso, como toda nuestra piel, mordiéndola, lamiéndola…
Cuando acabamos corriéndonos, me tumbaron en la cama… Porque Lucía no quería quedarse sin nada, y Marta comenzó a subir lamiendo mis piernas, mis muslos, hasta llegar a mis huevos… Lamió toda mi polla y se dedicó a besarla y comerla hasta conseguir volver a endurecerla, mientras Lucía abrió sus piernas sobre mi boca, dejándome comprobar los efectos causados por sus dedos…
Cuando Marta consiguió su propósito fue su amiga la que se colocó sobre mí sin pensarlo, moviéndose sobre mí con ansia, con ganas, con fuerza, con un deseo sin límite… Sin dejarme recobrar el aliento, Marta ayudo con sus caricias, sus besos, hasta que ambos acabamos…

Me quedé observándolas, se besaron, me besaron, y quedamos tumbados, sudorosos, cansados, sonriendo entre caricias y susurros.

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